La vida no vivida.

Nos encontramos en el cementerio de Villa Real de Santo Antonio, en Portugal. Cada rincón tenía algo que contar si le prestabas atención. Realmente un lugar muy especial y nada grotesco. 

Portugal en esencia desprende nostalgia y como no, no iba a ser menos cuando hablamos de muerte. El día era caluroso, en pleno Mayo y sobre las 5 de la tarde, es decir, una luz plena que crea gran contraste luz/sombra. 



 










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