La fuente. Ingres (1820-1856) Óleo sobre lienzo. 163 x 80 cm Musée d'Orsay |
El siglo XIX fue una muestra más de esa diversidad de tendencias, que a menudo se oponían entre ellas. Frente al academicismo que derivó del neoclasicismo y el romanticismo, en primer lugar el realismo y más tarde el impresionismo, volvieron a la temática de lo cotidiano, volvieron a describir lo próximo por encima de los grandes temas históricos, alegóricos o religiosos. Por ello se puede crear un enlace con la pintura holandesa del siglo XVII, tanto en el concepto como en la temática. Lo único que crea distancia es la técnica pictórica imperante en cada movimiento.
Entre los antecedentes del impresionismo, podemos destacar varias tendencias que hicieron su aparición de forma consecutiva. La más importante fue el "clasicismo" (revalorización de la Antigua Grecia y Roma). Los temas de este arte pasado se imitaban. Se dejaba de lado la naturalidad de los elementos para convertirlos en algo idílico. La idea imperaba por encima de la realidad. Se enseñaba a los artistas un concepto de la perfección que obligaba a éstos a corregir los defectos de la realidad en sus obras. Esta expresión artística imperó en Francia desde finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Este clasicismo estaba representado por la Academia (Académie) y la Escuela de Bellas Artes (École des Beaus-Arts), sin olvidar a Jean Auguste Dominique Ingres (1780- 1867), que junto a Delacroix, era la máxima autoridad cuando los impresionistas comenzaron a dar sus primeros pasos. Estos pintores, a pesar de concebir ideas opuestas a la Academia, tuvieron en consideración la obra de Ingres ( dibujo impecable, líneas de contorno seguras), para posteriormente revisar los principios findamentales del clasicismo.
La Academia era muy rigurosa en las pautas a seguir que marcaba para los artistas. El dibujo se colocaba,por encima de todo lo demás, inclusive del color; la composición debía ser armónica, clara, ordenada, con ello se lograría la sensación de sencillez y serenidad. Ingres dominaba todas estas peticiones con total maestría, por lo que marcaría el desarrollo del arte en esta época.
La Libertad guiando al pueblo (1830) Óleo sobre lienzo. 260 x 325 cm Museo del Louvre. |
Mujeres de Argel en sus aposentos (1834) Óleo sobre lienzo 180 x 229 cm Museo del Louvre. |
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