Precedentes del Impresionismo Parte II

La herencia inglesa.

Paralelamente, en Gran Bretaña, existía una clara predilección por el paisaje, poco valorado por los clasicistas. La sociedad británica, que evolucionaba tan rápido como su economía, continuó demandando esta temática, en la que lo importante era la atmósfera y las diferentes plasmaciones de un mismo paisaje según la hora del día, la climatología, la estación del año, lo que daba lugar a obras  muy distintas pictóricamente, aún siendo el mismo lugar representado.

El valor de la obra residía en la captación de la atmósfera, y la clientela espera encontrar la misma visión que ellos han tenido del tema representado en algún momento de sus vidas.Fueron dos los pintores que destacaron en las primeras décadas del siglo XIX, William Turner (1775-1851) y John Constable (1776-1837).

Lluvia, vapor y velocidad.Turner
1844
óleo sobre lienzo, 91 x 122 cm
Londres, National Gallery.
La mañana después del Diluvio - Moisés escribe el
Libro del Génesis (Turner)
1843, óleo sobre lienzo, 78,5 x 78,5 cm
Londres, Tate Gallery.
Turner lleva el lenguaje artístico al límite.Su temática se centra en paisajes que tratan de desentrañar la voluntad mágica de la naturaleza, destruyendo el mundo aparente, nítido y cristalino, para entrar en un mundo interior cuyos ropajes son la niebla y la tiniebla.

Junto a la visión directa de la naturaleza y los pueblos y ciudades, no dejó de fijarse en las obras de los grandes maestros como Rembrandt (de quién tomará los contrastes de luz y sombra), Poussin, Dughet y Claudio de Lorena, de los que heredará la sobriedad clásica. Tomará las ciudades de Londres y Venecia como inspiración para sus cuadros.



El incendio del Parlamento, 1834, Turner.
1835, óleo sobre lienzo, 92 x 123 cm
Filadelfia: Philadelfia Museum of Art.



En Londres pinta El incendio del Parlamento (1834), donde la arquitectura desaparece entre las brumas del Támesis y las llamas. Su visión de Italia será más lírica que la sombría visión de Londres. La ciudad de Venecia le sugiere escenas del más puro lirismo. El gran canal con sus edificios civiles y religiosos: La piazza de San Marcos, la iglesia de la Salute, la palladiana Il Redentore. Para Turner, Venecia no es una ciudad muerta y decadente, sino que al igual que hicieron los vedutisti en la centuria anterior, la llena de góndolas y de personajes que se confunden dentro del paisaje urbano. Sus planteamientos prefiguran las propuestas impresionistas, demostrado en su interés por conseguir la disolución de los contornos y en su deseo de utilizar una técnica pictórica distendida y suelta. No podemos dejar pasar a su vez su interés por la síntesis de luz y color. Más que pintar la ciudad se sirve de ella para sus propósitos plásticos.Venecia es la excusa, no la protagonista.


Venecia:La Salute y la Aduana.
Lápiz, acuarela, gouache y tiza blanca sobre papel gris.
18,8 x 27,9 cm
Londres :Tate Gallery.
Venecia.
1840, óleo sobre lienzo
61 x 91, 4 cm
Londres: Victoria and Albert Museum.

John Constable, fue cambiando paulatinamente su visión pintoresca de la naturaleza para dejar paso a una pintura más naturalista, alejada de los estereotipos. Pintó su primer paisaje al aire libre en 1810. A partir de 1819, Constable frecuentó Hampstead, donde realizó una serie de estudios de nubes anotando la fecha y la hora exactas, incluso el tiempo que hacía, lo que confirma una clara intencionalidad naturalista. Estos estudios se hicieron desde 1821 y 1822. Tanta fue su admiración por el cielo, que en una carta al arcediano Fisher del año1821 escribe:"Sería difícil nombrar un tipo de paisaje en el cual el cielo no fuera la nota clave, lo reglamentario de la escala y el principal órgano del sentimiento".

Problemas familiares llevan a Constable a Brighton en 1824, donde el artista continúa sus estudios de cambios atmosféricos, que el mismo llamaba "claroscuro de la naturaleza", o lo que es lo mismo, la gradación de tonalidades de la luz natural. No buscaba el realismo exacto en la representación de las cosas, sino la capacidad que tienen éstas para evocar ideas o emociones, afirmando que "la forma de un objeto es indiferente; la luz, la sombra y la perspectiva siempre lo harán hermoso". Su técnica adquiere una técnica renovadora: pequeñas manchas y trazos superpuestos, aplicación de pastas espesas, incluso con espátula.

 El campo de trigo, La catedral de Salisbury o El carro de heno, son unas de sus obras más destacadas. Por esta última obra, Constable obtendría la medalla de oro en el Salón de París de 1824. Influyó así de forma significativa  en los pintores de la Escuela Barbizon, fundamental para el futuro nacimiento del impresionismo por la concepción pictórica de sus integrantes.



El carro de heno (Constable)
1821, óleo sobre lienzo
130,2 x 185,4 cm
Londres: National Gallery.






La catedral de Salisbury (Constable)
1822 - 1823, óleo sobre lienzo
87,6 x 111,8 cm
Londres: Victoria and Albert Museum.


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